Tuesday, June 06, 2006
Exámen
Transantiago en transición
Micros amarillas en “vías” de ser orugas
De la cultura popular y multicolores a la cultura uniformada
Micros amarillas en “vías” de ser orugas
De la cultura popular y multicolores a la cultura uniformada
El Transantiago es como decir la alegría ya viene. A diferencia del proceso de transición democrática en Chile, no basta con el querer popular. El transporte “público” no cuenta con todo el respaldo de la elite y falta información en todos los frentes.
El asunto es, que si bien existe un sitio en internet con algo de información y un departamento completo en el Ministerio de Transporte intentando, desde largo tiempo, llevar a cabo el plan maestro, las etapas del mismo han debido retrasarse varios meses y algunas de sus primeras incursiones en la modernización del sistema, han sido un verdadero fracaso. Una de las causas a mi modo de ver las cosas, es que el proceso va de la mano con el desarrollo cultural de los usuarios y de los que toman las decisiones.
Las maquinas tipo tragamonedas nunca funcionaron en las micros amarillas y claro..¿cómo echar las monedas una cola de gente que entre que la micro parte y los aprieta contra la puerta, deben luchar por mantener el equilibrio, a lo menos, y luego ir a buscar asiento. Las maquinitas no tenían ni la capacidad para ese training, ni la gente estaba preparada para enfrentarla.
Toda la cuantía de elementos propios del sistema de micros existente requerirán de un buen tiempo por sacarlas y adaptarlos al cambio.
En teoría, el Transantiago a lo menos impondrá: uniformidad, mayor limpieza, mejor servicio al usuario, mejores recorridos, combinaciones de acercamiento, mejoramiento de salarios para choferes, tiempos más exactos de recorrido, paraderos “verdaderamente diferidos”…pero ¿qué pasa con todo lo que hasta ahora es parte de nuestra bella cultura? Dónde quedarán: vendedores, cantores, cesantes, payasos, los bellos adornos tipo disco que adornan el interior y cabina de la micro, las cortinas de colores, los amigos del chofer o su familia, los espejos, estrellitas; el gran sapo que grita: ¡a uno…el otro a 8 y medio!
Por otro lado todo lo que no nos gusta, esperamos que se termine: subir en segunda fila, pagar mientras la micro anda, los asaltos, las carreras temerarias. Pero, como es un proceso, ya vemos cambios que nos agradan: limpieza; un chofer educado uniformado y que saluda atentamente que para en el paradero, las puertas se mantienen cerradas, entre otras.
Lo cuestionable es cuándo se supone estarán dadas las condiciones para realmente implementar este grosso proyecto. ¿Estamos preparados para dar el salto cualitativo? ¿Cuánto falta?
Mientras tanto vemos en las calles de nuestra ciudad el proceso de transición: micros amarillas, otras de colores, grandes y pequeñas, sucias y adornadas circulando al mismo tiempo que unas orugas del doble de tamaño, más lentas, pero limpias, casi galácticas.
Si quieres llegar rápido a la pega tomas una amarilla sabiendo que expones la vida, pero como eso en chilito no es novedad y ya lo adoptamos no importa. Si estas con tiempo haces parar a la oruga o a la micro verde del Transantiago y te vas gozando el viaje, a no ser que te toque esos asientos resbaladizos del “segundo piso”