Tuesday, August 22, 2006
Aniversario 186º del canal de regadío San Carlos
Si el Libertador de La Patria viera su obra máxima de regadío como un regadío de basura, ciertamente no lo podría creer.
Una de las grandes obras del progreso de la región –hoy Metropolitana- tiene mucho que agradecer a San Bernardo y a don Bernardo O´Higgins, pues fue éste último, el gran impulsor de que esta obra fuese terminada. Y fue justo un 20 de agosto de 1820, en el día de San Bernardo y celebración del natalicio de don Bernardo O`Higgins, que esta obra fue inaugurada.
La obra iniciada en 1742 tuvo intervalos y años de ceses, pues se requería de mucha inversión y miles de brazos para finiquitar aquella construcción tan maltratada por el clima.
Alrededor de 100 años llevó la construcción del Canal San Carlos, la obra más grande de regadío para Santiago colonial de los siglos XVIII y XIX que unen los ríos Mapocho y Maipo.
Hoy después de tanto progreso e historia tenemos a nuestro canal cruzando con un gran torrente chocolate, toda la ciudad. Las aguas claras y cristalinas de la época del Libertador ciertamente ya no existen, pero nadie se sorprende. El agua ya no es tal, sino un flujo infeccioso, turbio y lleno de sorpresas que lleva entre sus fauces el sabor de la muerte y la destrucción misma.
Entre altos edificios de las más pomposas avenidas de la comuna símbolo del buen vivir: Providencia, conviven los restaurantes, supermercados y empresas con total armonía.
La basura en torno al canal y su colorido tan particular son admitidos cual papel en el inodoro. Y la gente se pasea, no ve, no siente y también le hecha más leña al fuego…continúa decorando el paisaje. Así tenemos a lo largo del canal entre 11 de Septiembre y Vitacura, un regadío de paraguas, quitasoles, cajas vacías de computadores, botellas, bolsas de supermercado, papeles y un sin fin de cosas que hacen de ese escenario un ambiente romántico como para tomar el sol tomado de la mano del novio.
¡Resulta increíble!...esta situación se parece al dicho: ojos que no ven, corazón que no siente. El problema es que hasta un tuerto lo ve, pero son tantos años viendo lo mismo que ya nadie se impresiona.
¡Qué pena para don Bernardo en el día de su santo!
Una de las grandes obras del progreso de la región –hoy Metropolitana- tiene mucho que agradecer a San Bernardo y a don Bernardo O´Higgins, pues fue éste último, el gran impulsor de que esta obra fuese terminada. Y fue justo un 20 de agosto de 1820, en el día de San Bernardo y celebración del natalicio de don Bernardo O`Higgins, que esta obra fue inaugurada.
La obra iniciada en 1742 tuvo intervalos y años de ceses, pues se requería de mucha inversión y miles de brazos para finiquitar aquella construcción tan maltratada por el clima.
Alrededor de 100 años llevó la construcción del Canal San Carlos, la obra más grande de regadío para Santiago colonial de los siglos XVIII y XIX que unen los ríos Mapocho y Maipo.
Hoy después de tanto progreso e historia tenemos a nuestro canal cruzando con un gran torrente chocolate, toda la ciudad. Las aguas claras y cristalinas de la época del Libertador ciertamente ya no existen, pero nadie se sorprende. El agua ya no es tal, sino un flujo infeccioso, turbio y lleno de sorpresas que lleva entre sus fauces el sabor de la muerte y la destrucción misma.
Entre altos edificios de las más pomposas avenidas de la comuna símbolo del buen vivir: Providencia, conviven los restaurantes, supermercados y empresas con total armonía.
La basura en torno al canal y su colorido tan particular son admitidos cual papel en el inodoro. Y la gente se pasea, no ve, no siente y también le hecha más leña al fuego…continúa decorando el paisaje. Así tenemos a lo largo del canal entre 11 de Septiembre y Vitacura, un regadío de paraguas, quitasoles, cajas vacías de computadores, botellas, bolsas de supermercado, papeles y un sin fin de cosas que hacen de ese escenario un ambiente romántico como para tomar el sol tomado de la mano del novio.
¡Resulta increíble!...esta situación se parece al dicho: ojos que no ven, corazón que no siente. El problema es que hasta un tuerto lo ve, pero son tantos años viendo lo mismo que ya nadie se impresiona.
¡Qué pena para don Bernardo en el día de su santo!
La primavera llegó a las orillas del canal San Carlos.
En el canal San Carlos: Progreso deshecho y nuestra linda cordillera.
El canal San Carlos y la basura son parte del paisaje.
No bastan las rejas para detener a quienes ensucian.
Una mezcla de progreso, sabor y poca higiene.
Una rica pizza al lado del canal San Carlos
